martes, 10 de mayo de 2016

China Girl


De todos es sabido que, en España ( y en todo el mundo ) la presencia china es cada vez mas imponente y que a los chinos las cosas, les van muy bien. Casi tanto como a mis queridos alemanes. Pero hoy voy a hablar de China (ya hablaré de Alemania).

Los chinos llegan a nuestro país sin hablar ni una gota de español y en cuestión de semanas abren su propio negocio. Al cabo de un par de años están abriendo el siguiente y conduciendo un coche de alta gama ante la atónita mirada de tantos que se preguntan, cómo es posible que les vaya tan bien en plena crisis y además, pagando impuestos?

La pregunta tiene fácil contestación e intervienen múltiples factores. Analicemos los más importantes.

El chino no tiene miedo. Sabe que al salir de su país y de su entorno de comodidad, se verá obligado a aprender otro idioma de la forma más rápida y efectiva posible (nadie le va a hablar en chino). Así que independientemente de que emigre a Brasil; España; New York o Italia, asume que va a aprender un idioma que poco o nada tiene que ver con el suyo y lo tiene perfectamente asumido.

El chino está dispuesto a asumir riesgos. Por supuesto que la idea de abrir su propio negocio, -o en los principios, trabajar para sí mismo hasta que ahorre lo suficiente para montarse por cuenta propia- conlleva un riesgo. Pero todo en la vida conlleva un riesgo implícito por lo tanto también lo asume y ni lo piensa.

El chino está dispuesto a trabajar todos los días. Su objetivo es afianzarse y ganar dinero. El suficiente hasta poderse convertir en su propio jefe. Poco le importan los fines de semana. Las vacaciones. Los días festivos y los puentes. Tiene clarísimo el objetivo y lo demás esta demás. Su capacidad de sacrificio es, francamente, notable.

El chino está dispuesto a ahorrar masivamente durante tres o cinco o más años, gastando solamente lo que sea imprescindible para vivir. Ejemplo: familia de 3 miembros, con negocio propio (o trabajando en los principios por cuenta ajena) a 1000 euros mes por cabeza son al mes 3000 euros, al año, 36.000 euros, al cabo de cinco años 180.000 euros.

El chino está dispuesto a la renuncia. Sabe que es imposible tenerlo todo en la vida y que si quiere A no podrá tener A + B, si no centrarse en A. Al menos durante algunos años. Esto puede llegar a suponer que incluso, familias enteras hayan de separarse. Y hablo de matrimonios que envían a sus hijos a China con sus abuelos para poder dedicarse al 100% a afianzarse y ganar dinero. Lógicamente esto no es fácil. Lleva implícito un sufrimiento. Pero también se asume. Saben que si se esfuerzan unos años, podrán ofrecerles a sus hijos y a sus familias un mejor futuro y una mejor calidad de vida. 

El chino está profundamente vinculado con los suyos. Prestarse dinero es algo absolutamente normal. Las familias y los amigos se ayudan enormemente entre sí. Un apretón de manos basta. El dinero es necesario para financiarse, sobretodo en los principios y se devuelve escrupulosamente: saben que de no hacerlo no volverán a lograr “crédito” entre los suyos por lo tanto, son cumplidores. 

El chino no se queja. Es profundamente feliz por la oportunidad que tiene de labrarse un nuevo futuro, ganar dinero e iniciar una nueva vida. Se levantan con la idea de triunfar en la vida y ese pensamiento está profundamente enquistado en su modus-vivendi. 

El chino es extraordinariamente generoso, cumplidor y exquisito con los suyos (sean familia; clientes; partners de negocio o nuevos amigos). Es decir, cuida enormemente su capital. Las personas son su capital más valioso. Sabe que miseria genera miseria y la mediocridad y la mezquindad desde luego no tienen cabida en su cabeza. 

El chino es conciliador. Evita el conflicto y si ya se ve sumergido en él, tratará de hacer lo imposible por buscar la situación menos dañina para todas las partes.

En la foto con un excelente ser humano (mujer), de procedencia china. Madre de un bebé de 3 años. Empresaria. Traductora. Gerente. Abogada. Trabaja alrededor de 12/14 horas diarias. La conozco bien. Jamás la he escuchado quejarse. Siempre con una sonrisa en los labios. Un ser humano aparte. 

Y a parte baila sevillanas como nadie!

Podría continuar escribiendo pero no me parece necesario continuar torturándole con todas las excelencias asiáticas.

En esta pequeña pincelada realizada sobre China veo a los españoles y resto de nacionalidades europeas a mucha distancia de la (tan necesaria) mentalidad empresarial china. 

Considero muy necesario realizar una autocrítica severa, un examen de conciencia y aprender de quien tiene que enseñarnos, - en la línea habitual de mi Blog-. 

Yo no dejo de aprender, se lo garantizo.


1 comentario:

  1. Muy bueno Cristina, doy fé. Lo mas impresionante es "la humildad y la vocación de servicio". Se adpatan a todo, ellos toman lo que hay, donde están y le sacan el 130%. Una generación emigra, se establece, sienta las bases, educa a sus hijos. Esos hijos crecen, ellos y el negocio, son prolíferos tiene varios hijos, los educan en los mejores colegios si es posible. Son prácticos y trabajadores, simpáticos, cierran su negocio cuando se va el último cliente y asi se los van ganando. Tu vas al "mil pesetas Español y abre media hora tarde y media hora antes de cerrar te pone mala cara...además de las horas de "bocatas, almuerzos y demás..." el Chinito trabaja, se toma un cafecito a las apuradas y ahí está, de LUNES a LUNES!!! y siempre hacen lo que se llama el "extra mile" siempre la tienen re clara. En España venden ropa, pavadas, en Argentina...los mini mercados, dan un servicio fabuloso y es por una sola razón o ventaja competitiva: TRABAJAN!!!!, cuando el local cierra ellos abren, tu vas una vez, dos veces.... a la tercera ni miras y directo al chino. Si que hay mucho que aprender, también tienen mucha ayuda del gobierno, que los apoya para que salgan, emprendan, paguen menos impuestos, puedan arrancar. La fórmula ganadora de los chinos es Humildad+vocación de servicio=ACTITUD!! - infalible - Muy buen artículo te felicito

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