lunes, 17 de julio de 2017

LOS RITUALES DE LA DESCONFIANZA


La Desconfianza es un virus instalado en Las Organizaciones de la manera más sibilina y que se expande lenta y progresivamente hasta minar la productividad de todo un equipo humano, su dignidad personal y su moral. 

Una Cultura Corporativa basada en La Desconfianza es uno de los peores cánceres que una Empresa puede sufrir y una de las principales causas de la falta de productividad, la rotación de personal y el absentismo laboral.

Sin confianza no hay Empresa, no hay equipo ni clientes y lógicamente, no hay resultados. La Empresa infectada constituye la señal inequívoca de una mala praxis directiva, basada fundamentalmente en la carencia de seguridad personal, el miedo y por lo tanto la necesidad de control de la Dirección, quien se olvida de su verdadero propósito que no es otro que el de instaurar mediante su ejemplo, un excelente clima de trabajo, donde las personas desarrollen su empeño felices (las personas felices son doblemente productivas) y trabajen altamente motivadas (sin motivación es imposible fijar un objetivo) y dispuestas a dar lo mejor de sí mismas por voluntad propia ( sólo se llega a la excelencia cuando las personas están absolutamente convencidas de lo que están haciendo).

Este virus, se esconde estratégicamente tras Los Rituales de la Desconfianza, a saber:


  • La presencialidad en detrimento de la efectividad y el rendimiento.
  • Las reuniones sin contenido práctico/ efectivo donde no interesa la verdad ( tan necesaria siempre ) si no la diplomacia mal entendida que continua sin resolver los problemas. 
  • La designación de cargos intermedios, que no producen pero controlan a los que realmente si producen y generan beneficios o bien ahorro de costes.
  • La prohibición encubierta de pensar y decidir por uno mismo, de potenciar la propia valía personal para mayor beneficio de La Compañía.
  • La creación de burocracias absurdas que no sirven para nada, consumen tiempo, generando desgaste innecesario en detrimento de lo realmente prioritario y urgente.
  • La necesidad de reportar hasta el extremo del absurdo, detalles sin relevancia.
  • La cosificación del equipo humano y la pérdida de todo su potencial, talento y valiosas aportaciones.

Los Rituales de la Desconfianza les cuestan mucho dinero a las empresas y revelan una Dirección arcaica que se pierde de esta manera todo el potencial creativo de sus colaboradores, quienes se acaban convirtiendo en seres presentes que han entendido que cualquier atisbo de pasión; propuesta; capacidad de maniobra o de decisión autónoma va a ser cercenada de antemano, con lo cual no se logra una identificación personal con La Empresa, ni una vocación pro-activa, ni se fomenta ningún tipo de ambición personal. Pero se tiene al personal “controlado”, que es lo importante para los Directivos que deberían convertir en una de sus principales tareas, el fomento de la responsabilidad personal y el talento de sus colaboradores.

Si una Empresa quiere tener éxito, tiene y debe que poder confiar plenamente y sin fisuras en su Equipo. Tiene y debe de generar una corriente de confianza plena, que permita a todos los colaboradores una actitud apasionada y pro-activa, donde se invite a pensar; equivocarse; tener margen de maniobra y trabajar SIN MIEDO. En una Empresa madura y saludable, el miedo no debe ser jamás un elemento motivador. Una Cultura de Empresa basada en ejercitar el control y el miedo sobre sus colaboradores, jamás tendrá éxito. Ningún ser humano es productivo bajo esas premisas y lo que finalmente se acaba por conseguir es que las personas se desmotiven y procedan, con el tiempo, a los famosos “suicidios interiores”, a dejarse morir lentamente y valorar la posibilidad de irse a otra empresa donde su talento se valore más.

La fórmula es lamentable en su simpleza:


MIEDO = CULTURA DEL CONTROL = RESULTADOS MEDIOCRES 


Con la confianza, ocurre como con la mentira y aquel clásico “la primera vez que me mientas será tu culpa pero la segunda, será la mía”.

Si traicionas mi confianza una vez, lo harás una segunda y entonces el responsable ya seré yo y no tú.

Aquí se ha de ser categórico. Un colaborador que ha traicionado una vez la confianza ofrecida es susceptible de volver a traicionar en el 99% de los casos. Por ello no ha de tolerarse dos veces. O se está en el barco o no se está. No valen las medias tintas. Tolerar la mediocridad es también un grave error del Directivo y fomentarla no amputándola de raíz, es el principio del desastre. 


SI UN DIRECTIVO NO PUEDE CONFIAR EN SU EQUIPO, EL UNICO RESPONSABLE ES EL. UN DIRECTIVO TIENE EL EQUIPO QUE SE MERECE Y EL CLIMA LABORAL QUE HA CREADO CON SU POLITICA DIRECTIVA Y SU ACTITUD DIARIA. 


El buen directivo se ve obligado pues a ser un GENERADOR DE CONFIANZA, a practicar un comportamiento ético impecable entre sus colaboradores (que bajo esta premisa le responderán también impecablemente y para beneficio general de La Compañía. Lo bueno de La Confianza es que, salvo excepciones, es una corriente bidireccional).


  • Genero confianza en el momento que creo en ti. 
  • Genero confianza cuando sigo creyendo en ti aunque te hayas podido equivocar, excepcionalmente.
  • Genero confianza en el momento que fomento tu responsabilidad personal y tu talento.
  • Genero confianza cuando te tiro a la piscina por que sé que nadarás lo más rápido que puedas y sepas. 
  • Genero confianza cuando te pido tu opinión y la acepto por que no tengo ningún problema en reconocer que es fantástica y lo hago público.
  • Genero confianza cuando te dejo al mando por que sé que estarás a la altura. 
  • Genero confianza cuando cumplo lo que te prometí y también cuando te explico, en detalle, por que no pude cumplirlo.
  • Genero confianza cuando no te miento por que sé que lo que más odia una persona es que la engañen.
  • Genero confianza cuando comparto información contigo incluso en detrimento del objetivo a corto plazo. Lo que nos interesa es el largo plazo y hacer historia. 
  • Genero confianza cuando afronto nuestro conflicto contigo y no a tus espaldas.
  • Genero confianza cuando premio tu esfuerzo y te muestro, mediante mi ejemplo que la mediocridad sólo va a hacer que te sientas peor contigo mismo. 
  • Genero confianza cuando descarto Los Rituales de la Desconfianza por que me interesa sacar lo mejor de ti y no lo peor, por que tengo la suficiente seguridad y carácter para rodearme de personas probablemente más inteligentes y capaces de lo que soy yo y quiero llevar La Compañía a lo más alto y sé que no puedo hacerlo sólo.

Ciertamente hacen falta grandes dosis de seguridad personal y carácter para llegar a este nivel de interrelación con los colaboradores. La Dirección ha de trabajar a nivel interno concienzudamente para lograrlo so pena de comenzar a cavar su propia tumba en la Empresa y caerse con todo su equipo.

Dirigir bien es un arte. Un arte difícil. Nada es fácil cuando se trata con personas que por su misma condición de personas, piensan y sienten.

En un entorno terriblemente competitivo La Empresa actual no puede permitirse la desconfianza, es más, necesita rodearse de colaboradores fiables y que respondan. 

Los Rituales de la Desconfianza han de ser substituidos y anulados por el trabajo de campo activo. Por el aquí y ahora. Por el trabajo a plena consciencia. Por una escrupulosa metódica del trabajo que permita la autogestión, fomente la responsabilidad propia y permita a los colaboradores brillar con luz propia.


El resultado merece la pena, en este caso el fin justifica los medios.

lunes, 10 de julio de 2017

LOS TOROS DEL GOBIERNO


El otro día volví a sentir vergüenza e indignación. El motivo: la retransmisión (de nuevo) de una corrida de toros, en directo y comentada con todo lujo de detalles en RTVE, un sábado por la tarde y en horario infantil.


Sublime.


Cosas que pasan sólo en España, me dije. Y me acordé de esas otras fiestas tan españolas, a saber: cortar el cuello a los gansos; tirar cabras por campanarios; los correbous; los toros embolados; abandonar perros y gatos en las autopistas; matar de hambre y sed a las mascotas de casa; dejar a caballos y burros atados a postes de fincas, abandonados a su suerte y un extenso etc, que cualquier día también me encontraré en la TV de mi casa, en horario de máxima audiencia, por decisión unilateral de un Gobierno de España que fomenta el maltrato animal en vivo y en directo, se jacta de ello en un ejercicio de ignorancia sin límite y además lo hace utilizando fondos públicos.

Por que en España, la tortura a los malogrados toros es ARTE y se denomina TAUROMAQUIA, atención. 

Desde el punto de vista de la Empresa, la tortura a los malogrados toros es DINERO y se denomina NEGOCIO, atención también.

De esta salvajada depende sin embargo la subsistencia de muchas empresas y familias. El maltrato animal es un modelo de Empresa, en España. Cualquier día el “Finantial Times” nos dedicará un artículo, estudiando un caso que no se dá en ningún otro país del mundo, ni muchísimo menos es subvencionado con el erario público.

Los responsables de un país desarrollado han de buscar una propuesta alternativa de negocio para estas personas. Una industria alternativa, éticamente aceptable. Este modelo de negocio, Sres, es insostenible, retrógado y deleznable. Reaccionen antes de que les falte público, osea demanda, que cada vez tienen Vds menos, recuerden que la mayoría de españoles ya pensamos y disfrutamos de un espíritu crítico, mal que le pese a quien le pese y que facturar torturando animales está fuera de la lógica y el sentido común. Esta fuera de lo humano. Ni el mejor marketing del mundo puede “maquillar” un negocio que esconde tanta crueldad. No es vendible. Ni exportable. No se sostiene. Y ya sabemos que sin demanda, no hay oferta que valga. 

España tiene producto y talento a raudales. Producto que no se vende y talento que emigra por que falta voluntad política y trabajo duro, falta crear una industria alternativa que permita la reconversión de este triste modelo de negocio y la subsistencia de las miles de familias que se dedican a tan innoble menester por que carecen de otra alternativa, Sres. 

Las plazas de toros se parecen mucho al Coliseo Romano, dramático lugar que fue pensado para mantener a la plebe “entretenida” con toda clase de espectáculos de orden sádico, en los que seres humanos y fieras luchaban a muerte y en dónde, salvo alguna honrosa excepción, ambos acababan muriendo para mayor júbilo de los pobres infelices que asistían a tamaña aberración.


“Pan y Circo”. “Sol y toros”.


Hoy en día, el Coliseo es una reliquia histórica, visitada por turistas. Este es exactamente el futuro de las plazas de toros, convertirse en reliquias históricas. En monumentos al sadismo y la ignorancia humanos, que, sin duda, algún día serán estudiados por las generaciones venideras, ya con más conocimiento, por que crueldad e ignorancia van de la mano siempre. 

Desde los tiempos de la Roma Imperial hasta la fecha, la humanidad ha evolucionado hasta límites extraordinarios, inconcebibles siglos atrás. Hasta hemos pisado la luna y todo.

Sin embargo, aún queda un reducto amplio de salvajismo, de no desarrollo, de no evolución entre estos defensores a ultranza de la tortura animal institucionalizada, que se definen como espíritus cultos y defienden no sólo la práctica de tamaño despropósito, si no su retrasmisión en horario de máxima audiencia y con fondos públicos. Que incluso acuden a las plazas de la barbarie, en primera fila, exhibiendo una sonrisa que no ha lugar y tratando de aparentar normalidad ante un acto retrógado y como un César cualquiera, ante la mirada, estupefacta de millones de españoles ( y extranjeros que viven en España ), que no dan crédito a que el suplicio a un pobre animal indefenso y torturado hasta la muerte, se erija como La Fiesta Nacional de un país que se presupone democrático y europeísta. 

He leído 561 millones de euros de las arcas públicas. 561 millones de euros, que lógicamente, se podrían invertir de forma más inteligente dónde existe urgencia y España tiene muchísimas urgencias esperando una buena inyección de fondos, se me ocurre a voz de pronto, sanidad y educación o ayudas a los 3 millones de niños que pasan hambre en nuestro país, por ejemplo- , el listado de donde debería invertir el Gobierno de España los 561 millones dedicados al maltrato animal, es tan largo que necesitaría varios capítulos de “La Estupidez Humana”. No me cabe en uno sólo.

Hasta donde llega mi humilde conocimiento, en ningún país civilizado se retransmite ( ni en directo, ni en diferido ), la tortura provocada a un ser sintiente, que constituye en si misma, un delito. Como muchos etólogos han analizado y expuesto en repetidas ocasiones, El Toro siente, sí y su sufrimiento es similar al sufrimiento que nos provocaría a cualquier humano que nos clavasen banderillas en la nuca, banderillas en la espalda, nos atacasen hasta la extenuación con toda serie de objetos punzantes, mientras nos desangramos lentamente, acorralados por una masa de bárbaros, jaleando y jadeando ante La Fiesta, para acabar siendo atravesados por una espada medieval y arrastrados por la arena, donde nos cortarán las dos orejas y el rabo para triunfo total de un ser que define el maltrato animal como “profesión” ,de profesión torero y de todas las mentes enfermas que pagan por verlo, lo fomentan, lo subvencionan y se atreven a calificarlo como Arte.


  • Una TV pública que como su nombre indica, se sostiene con los impuestos de los ciudadanos que conforman un país, debería ser mucho más respetuosa y respetar a la audiencia y su sensibilidad. Mas seria y mas civilizada.
  • Una TV pública, ha de tener una misión fundamental: ha de constituir la base de la formación continua del país que la sustenta. 

Ha de transmitir unos valores fundamentales, básicos. Ha de ser una TV presentable, recomendable en cualquier otro país y ha de ser moralmente impecable.

El patético espectáculo toreril, más propio del Imperio Romano que de una España del S.XXI daña, en si mismo, la sensibilidad de cualquier persona psicológicamente equilibrada que lo contemple. Es indefendible.

Un pobre animal, desorientado, torturado hasta la muerte o bien la muerte en directo de la persona que inflinge la tortura al pobre animal, constituyen en si mismos sadismo puro y duro. Y pagar por verlo o pasar la tarde del sábado contemplando retransmisiones gore, es la señal indiscutible de que ha llegado el momento de acudir a un buen psicólogo y pedir ayuda.

Relacionar los toros con la Cultura, como algún erudito de bar pretende, es como relacionar la pornografía con el amor. Es inaceptable en pleno S.XXI y siendo miembros de una Comunidad Europea que, cada vez nos entiende con más dificultad y nos respeta menos por motivos obvios, no tiene ni pies, ni cabeza. Ni se entiende fuera. Dentro tampoco.

La guinda de la repugnancia la constituye, sin embargo, que el Gobierno de España lo permita. Que invierta el dinero de los sufridos ciudadanos de este país, demolido ya por la corrupción nauseabunda, en maltrato animal, en directo y en diferido. La guinda de la repugnancia la constituye que, Instituciones del Estado apoyen este lamentable Circo Romano, impropio de un país que pertenece a una Europa moderna y a un mundo civilizado. 

El Estado y sus Instituciones han de ser EJEMPLARIZANTES. Han de constituir un MODELO. Han de ser IMPECABLES en fondo y forma. Han de asumir su RESPONSABILIDAD SOCIAL. El Estado y sus Instituciones han de ser los alentadores del DESARROLLO MORAL de sus ciudadanos. EL Estado y sus Instituciones han de fomentar el HUMANISMO y la CIVILIZACIÓN, en una palabra.

RTVE española debe substituir este lamentable y degradante sinsentido por documentales, reportajes, entrevistas de calidad y que APORTEN educacionalmente, socialmente. Todo el dineral que nos cuesta esta vergüenza, debe ser bien invertido. Invertido con cabeza. Emisiones en inglés y francés Sres, con subtítulos en español, así de paso elevaríamos el penoso nivel de idiomas en España, que tan altos peajes hace pagar a sus ciudadanos por la falta de iniciativa gubernamental y la escasa visión internacional / global que les caracteriza.

Sres. Desenpolven sus cerebros y piensen. Acaben con esto y dejen de vender esta España casposa, provinciana y tercermundista en el exterior. Salgan de sus despachos, cojan aviones y viajen. Intercambien impresiones en el exterior y corroboren como La Marca España, continúa muy relacionada con la España de toros, catetismo y fiesta del Dictador. Ha llegado el momento de darle la vuelta a esto. Sencillamente por que los españoles son mucho más inteligentes de lo que Vds se piensan y además no se lo merecen.

Y si disfrutan con este tipo de espectáculos, les sugiero el Festival de Cine de Sitges. Eso sí, páguenlo de su bolsillo. 


lunes, 3 de julio de 2017

EL LIDERAZGO SE HACE, NO SE DICE


Se ha escrito ya mucho sobre líderes y liderazgo. Es un tema apasionante y ciertamente motivador. Sobre el papel, no obstante, por que continua sin entenderse en la realidad práctica de la mayoría de las Empresas. 

Curiosamente en La Empresa Real, la del día a día, se teoriza y teoriza en verso a esta cuestión y se continua sin comprender el mensaje. Es un problema de ignorancia básica, de Ego mal entendido y tremendamente enquistado en las Empresas de resultados mediocres y facturaciones susceptibles de mejora. 

Lo peor: la falta de un liderazgo REAL, es la causante de muchísimos problemas internos en Las Organizaciones, relacionados con significativas pérdidas de tiempo / dinero y que podrían evitarse si existiese un Liderazgo de base.

Se olvida que el objetivo de La Empresa Real es lograr un excelente posicionamiento en el mercado, respetando los valores fundamentales y logrando la máxima facturación posible. Un objetivo absolutamente legítimo y compatible con un código de conducta moralmente aceptable (como ya vimos en “La Empresa Pro-humana “).

Volviendo al tema que nos ocupa, recientemente, he escuchado a un Directivo, expresarse en este término y para mayor sorpresa de su desmotivado y agotado equipo:


“Me erijo en líder de este proyecto”


Ante semejante declaración de intenciones, no pude evitar retroceder en mi mente unos cuantos siglos y volver a los tiempos de Tiberio, el Emperador romano, donde erigirse en lo que te diera la gana y por derecho divino era un continuo y las consecuencias de quien protestase, conocidas. 

Este tipo de autoproclamaciones, se suceden a diario en todas las Empresas. Provocan un placer inefable en quienes las expresan, un placer cercano a los placeres mas instintivos y la profunda decepción de quienes se ven obligados a ser testigos de tamaña desfachatez.

Luego nos quejamos de la falta de implicación del personal y los resultados mediocres de Las Organizaciones. 

Al ser humano, inteligente (aquel que ha desarrollado un cierto espíritu crítico y es capaz de cuestionarse los conceptos y pensar por si mismo), no se le convence por las palabras, si no por los hechos. Cuanto más categóricos y más indiscutibles, mejor. 

Las personas funcionan por imitación de quien más admiran y por el sano egoísmo, por saberse colaboradoras de proyectos en los que también van a tener su recompensa, recompensa tangible, medible, cuantificable. Ambos puntos son ignorados en la mayoría de los casos por las cúpulas directivas y los pseudo-lideres.

El amor comienza cuando se hace sentir al otro que sus necesidades son tanto o mas importantes que las tuyas. El amor no se impone, se gana y el mal directivo de tanto amarse a si mismo, ignora, que hasta que no sea amado por sus colaboradores, no va a escindirse de la mediocridad, de la facturación irrisoria y de perder, tarde o temprano, su cargo. 

Un directivo de éxito lo es por que su equipo LE SIGUE. Es el equipo quien hace al buen directivo y no al contrario. Las apologías del YO de las que el pseudo-líder hace gala en público, jactándose además de ello, han de dejarse, para la familia –en el mejor de los casos-.

Un equipo humano es efectivo a todo gas cuando, previamente, se han analizado y gestionado adecuadamente desde la dirección, las diferentes individualidades, perfiles psicológicos y necesidades vitales de quienes lo componen. De otra forma es imposible extraer lo mejor de cada profesional y se acaba lidiando con personas que están presentes físicamente, con rendimientos al 40% de su capacidad real y con la mente divagando por escenarios más motivadores. 

Una dirección que no conoce lo que “verdaderamente” mueve a sus colaboradores; sus expectativas profesionales; económicas; de carrera; en definitiva, una dirección que no conoce los sueños de sus empleados, no debería liderar nada y mucho menos una Empresa. 

Para liderar a un equipo humano, hay que liderarse primero a uno mismo.

El movimiento se demuestra andando y las medallas hay que batallarlas, hay que lucharlas. Lo demás es arribismo e influencia mal entendida. 

Autoproclamarse líder cuando se está rodeado de un equipo de trabajo profundamente insatisfecho / desmotivado / no recompensado, debería estar penado por la ley: es el principio del fin de cualquier Empresa que quiera facturar / posicionarse en el mercado y denota una visión pobre, cortoplacista y arcaica de los negocios y de la comprensión fundamental del mundo y las personas. 

Un líder perfecto ha de vivir su realidad profesional bajo el Imperativo categórico de Kant: QUE TUS ACCIONES SE CONVIERTAN EN UN EJEMPLO UNIVERSAL.


Conviértete así en ejemplo para ti mismo y te convertirás en una referencia para tu equipo. 


El verdadero Líder, es el que es capaz de modificar las conductas erróneas de todo su equipo sin luchar. Sin convencer. Sin teorizar. El líder verdadero lo consigue por que su ejemplo es sencillamente demoledor, incuestionable. DIGNO. Todos siguen a quien es ejemplar. Es difícil, casi imposible, no seguir a quien se admira y se reconoce por sus hechos. 

Ser un Líder exige un trabajo continuo, diario, a toda prueba y una capacidad de sacrificio fuera de lo corriente. El líder no es el jefecillo de medio pelo escondido en un despacho o tras un plasma, que se autoproclama jefe, pagado de si mismo e insoportable en su narcisismo sin límite. Por ello los buenos directivos, los auténticos líderes escasean, es difícil encontrar a personas que estén dispuestas a hacer lo que nadie quiere hacer. A ensuciarse las manos. A salir casi de forma constante de su zona de confort. A ir más allá de sí mismo y lograr que el resto también estén dispuesto a hacerlo por iniciativa y deseo propio.

El verdadero líder es un soldado en primera línea de fuego que sabe y conoce perfectamente la labor profesional y las dificultades a las que se enfrentan todos y cada uno de los componentes de su equipo y está cuando tiene que estar y lo hace por que, probablemente, ya lo hizo al principio de su carrera profesional y conoce La Empresa Real casi tan bien como se conoce a sí mismo. 

El líder no es el que se lava las manos cuando hay problemas y culpa al otro. El líder asume que el fallo de su equipo es producto de su propia gestión y que ha llegado la hora de cambiar. Por que cambiar lo que se hace mal o lo que es susceptible de mejora es permanecer en el camino hacia el éxito. 

Sólo los estúpidos permanecen instalados en el error y aún a costa de ellos mismos. Y de tanta estupidez en La Empresa Real, hay tanta falta de resultados; tanta insatisfacción; tanto absentismo laboral; tantas insolvencias y tanta mediocridad.

  • Ponerse al servicio del Equipo. 
  • Ser Empresa. 
  • Ser humano. 
  • Movilizar el pensamiento pasiónal, que es el principio de cualquier movimiento. 
  • Movilizar capacidades. 
  • Ser capaz de sacar lo mejor de todos y cada uno de los colaboradores, de los auténticos artífices de La Empresa Real. 
  • Recompensar la Excelencia.
  • Invitar a escindirse al mediocre, a quien no quiera estar a la altura. 
  • No competir contra la competencia, si no contra uno mismo.

Si a algún directivo le quedan dudas, le invito a ver “300” y a reflexionar sobre el perfil del Rey Leónidas. Es un magnífico ejemplo de lo que debería ser el Líder perfecto. El líder que nace líder, en una palabra. 

Donde no llega la genética, ni el ADN, debe llegar siempre la inteligencia para aprender de quien sabe hacerlo mejor.


Aprendamos.


Dejemos pues de hablar de Liderazgo y HAGAMOS Liderazgo. Hablemos menos y HAGAMOS más. Recordemos que la razón de cualquier Empresa es ganar dinero y el dinero sólo se gana cuando las personas son capaces de trabajar al 1000 % de sus capacidades y con toda la pasión y focalización al objetivo real de las que sean capaces. O dicho de otra manera, cuando son guiadas por un Líder que las hace sentirse respetadas y queridas.


Leónidas. 
“300”.