lunes, 11 de diciembre de 2017

LO QUE PUEDE APRENDER LA EMPRESA ESPAÑOLA DE LA EMPRESA ALEMANA


Llevo veinte años exportando acero a el norte de Europa, aproximadamente, un 80% a Alemania, que constituye mi principal mercado. En su momento nuestra ilusión y fuerte determinación por adentrarnos en este apasionante país, culminó con la implantación de nuestra planta de producción en Brandenburgo, cerca de Berlín, donde actualmente fabricamos alrededor de las 100.000 toneladas de acero para diversos usos industriales.

Fuimos la primera empresa de nuestro sector (fabricación de alambre de acero de bajo contenido en carbono), en implantarse en Germania. Ser los pioneros nos llevó a realizar una labor de adaptación importante, por nuestra parte, para cumplir las expectativas de nuestros clientes alemanes, que no son fáciles precisamente, pudiendo observar, - de primera mano-, la operativa de la empresa alemana, tanto de medianas y pequeñas empresas, como grandes grupos multinacionales y ciertamente, pudiendo hablar de un modo de gestión germano, de un “modus operandi” genuinamente alemán y que constituye la base del éxito económico del país, muy protegido por un gobierno perfectamente consciente del peso específico de la empresa alemana en su admirada economía.

Sin entrar en la temática histórica (que también ha influenciado, en parte, el desarrollo y éxito de la todopoderosa economía alemana),si que entraré en particulariedades caracteriales, tan propias de la idiosincrasia alemana, realizando un breve croquis sobre los factores que, a mi modo de ver y basados en mi experiencia diaria a lo largo de los años , constituyen los cimientos del éxito empresarial germano:


Existe un profundo respeto entre personas:

Incluso dentro del ámbito laboral, los integrantes de dicho entorno se tratan de Vd. (Frau X o Herr X), como en el resto de la vida diaria germana, el trato de Vd. es lo normal y constituye – de entrada- un regulador de las relaciones interpersonales y el necesario equilibrio entre individuos, independientemente de su cargo en el organigrama de la empresa.

De hecho, la mayoría de las compañías, cuentan con un código ético / conductual, que ha de ser firmado en el caso de establecer relaciones comerciales con ellos. 

El respeto al individuo y el bienestar general de los integrantes de la compañía y partners de negocio, es la primera prioridad.


Hay una conciencia de “misión”:

Todos los componentes de la empresa forman parte de una cruzada que les llevará al límite de su savoir faire y capacidades. Saben por qué van a trabajar. Los componentes están intrínsecamente motivados ya que el trabajo no es percibido como una pesada carga, si no como una actividad necesaria para su realización personal y la muestra de su talento. La perspectiva del trabajo cambia por completo el concepto del mismo, mejorando los resultados. 

Una visión de “misión”, es muy diferente de un concepto de las tareas contemplado como un mal necesario.


Son empresas muy receptivas:

Las empresas germanas escucharán activamente todo lo que sus integrantes; socios; proveedores y clientes tengan que decirles. Son tremendamente razonables siempre y cuando las críticas; comentarios; desacuerdos; propuestas; etc, se realicen dentro de la educación y la argumentación mas estrictas y depuradas. Esto les otorga una enorme ventaja competitiva, ya que difícilmente es posible desarrollarse y crecer cuando se piensa que se sabe todo, que se está en posesión de la verdad absoluta y que lo que no funciona no es susceptible de cambio. Recordemos que las empresas están constituídas por personas y que en un entorno profesional, también es muy importante callarse y escuchar proactivamente a quien puede aportar, repensar conceptos o modificar lo que no se hace bien.


La planificación, en el ADN:

No hay lugar para la duda o la improvisación. El alemán analiza, reflexiona, planifica y lo hace a conciencia. Una vez llegado a una resolución clara que ha contemplado todos los pros y contras y el peor de los escenarios, el objetivo queda definido, sin lugar a la improvisación. Todo el equipo es consciente de su responsabilidad individual y colectiva en la consecución del mismo. Hay un sentimiento de pertenencia y un profundo orgullo personal.

Las tareas están definidas y cada cúal sabe lo que tiene que hacer y como hacerlo. Si alguien necesita ayuda, se le proporcionan las herramientas necesarias para mejor cumplimiento de las mismas. Son solícitos y colaboradores. Pedir ayuda para mejorar la propia tarea está muy valorado. Indica interés y eficicencia. No están empeñados en tener razón, si no en lograr que las cosas se hagan de la mejor manera para todos. 


Son tremendamente efectivos y rápidos en la ejecución:

Todo gira en torno al tiempo. Las compañías alemanas aparte de no perderlo, lo gestionan absolutamente todo en verso al “timing”. Los tiempos han de respetarse y quienes trabajen con ellos han de hacerlo también. El rítmo de las compañías alemanas es más rápido (con diferencia) que el resto de compañías de otros países que conozco. Sólo asiáticos son capaces de igualar / superar su dinámica de trabajo donde horas, días y plazos a cumplir son el mapa de ruta de las compañías germanas y sus integrantes.

Tienen absolutamente interiorizado que, de lo perfecto de su gestión y la rapidez en ejecutarla, depende el éxito de la compañía. Y ellos viven para hacer las cosas mejor que nadie. El fracaso es una circunstancia que no se pueden permitir y cuya gestión además, llevan mal. Retrasos e impuntualidades varias, habrán de estar debidamente argumentadas para que sean aceptadas. 


Profundo sentido de la responsabilidad personal y colectiva :

Los empleados se auto-gestionan por definición. No siendo necesarios grandes mecanismos de control interno en las compañías. Son, por lo general, extremadamente fiables y disciplinados, lo cual ahorra a las empresas cargos intermedios que no producen ni son rentables y que sólo generan a las compañías costes y ningún beneficio tangible ( a parte de controlar a los irresponsables ). La irresponsabilidad no tiene lugar y está muy mal considerada. 


Grandes perfeccionistas:

Son perfeccionistas al extremo por que les educan desde muy pequeños en hacer las cosas lo mejor que se pueden hacer. Es otra cualidad que tienen “de serie”. Detestan los errores y los admiten muy mal. Los suyos propios y también los de los demás. Esto hace que trabajen de manera concentrada y muy conscientes de lo que se traen entre manos. Cuando se producen los humanos errores no dudan en abrir protocolos de mejora donde se van a analizar todas y cada una de las causas, factores, personas implicadas culpables del error, para que no vuelva a repetirse. Son grandes correctores de sí mismos y de los demás. 

No suelen repetir el mismo error dos veces.


La empresa alemana impone su forma de trabajar:

Los partners de negocio de los germanos, deberán realizar un esfuerzo considerable para adaptarse a las maneras de trabajo germanas y habrán de ser tan eficaces, productivas, puntuales y serias como ellos. Ellos hacen las cosas muy bien y normalmente su “modus operandi” es difícilmente superable. Además no tienen tiempo que perder. No toleran que les hagan perder el tiempo con comunicaciones vacías; repeticiones de lo ya acordado; gestiones mediocres. Hay que estar a la misma altura que están ellos y no se conforman con menos. Su “modus operandi” funciona y funciona muy bien, así que hacen que los demás se adapten a ellos y no a la inversa. 


Viven en la insatisfacción permanente:

Las compañías teutonas son tremendamente humildes en la visión de logros y resultados. Piensan que pueden hacerlo mejor, que los resultados, aunque no desfavorables, ni mucho menos, son siempre susceptibles de mejora. La autocomplacencia no es una palabra que forme parte de su vocabulario. Y además está mal vista. Es la visión clásica del vaso medio vacío y tener los pies en el suelo a pesar de productividades de ensueño y facturaciones como para poner contento a cualquiera. Ellos, aunque humildes, son tremendamente ambiciosos. Piensan a lo grande: por ello dan pasos pequeños pero con firmeza y constancia asiáticas, por eso no dejan de crecer y de continuar constituyendo un referente empresarial de primera mano. 


Su trabajo es su religión:

Los alemanes se definen como grandes “hacedores” por que la cultura del rendimiento (Leistung) está fuertemente arraigada en ellos desde su primer día de escuela hasta el día de su jubilación. Por ello el trabajo, el trabajo bien hecho, constituye la prioridad n. 1 en sus vidas, no la segunda, ni la tercera, si no la primera, y a distancia de otras actividades vitales. El deber va a ir siempre por delante de todo lo demás, que dejarán para cuando lo prioritario esté solucionado y lo esté de la mejor manera posible, ya sabemos que no hacen las cosas a medias.


Las empresas alemanas, pagan muy bien a sus empleados:

Los integrantes de las compañías saben que su esfuerzo se verá recompensado, sus derechos fundamentales respetados y que incluso se repartirán bonus por productividad (trimestral / semestral / anual) si la empresa llega a los objetivos definidos a principios de año.

Los empleados alemanes están muy protegidos por una legislación laboral orientada, fundamentalmente, al bienestar de las personas y a favorecer una conciliación laboral / familiar, que permita a las familias procrear, crecer y consumir. Todo ello, muy bien pensado, sabedores de que las personas pasan más tiempo en las empresas que en sus casas y que el ritmo exigido es vertiginoso. Son empresas pro-humanas, donde no se toleran los tratos vejatorios de ningún tipo y si se suceden son fuertemente castigados.


Son consecuentes:

La excelencia se premia pero la mediocridad se castiga. O se está al 100% o no se está. Son taxativos en este sentido y extremadamente consecuentes. Existe una vocación ejemplarizante en la que cada miembro de la compañía trata de ser un elemento motivador para el resto en forma de buen hacer personal, recordando aquella máxima de que se predica con el ejemplo. El grupo no tolera a los que están a medias, con lo cual las compañías son verdaderos hormigueros de dinamismo, savoir faire y ritmo.


Made in Germany:

Las empresas alemanes son, fundamentalmente, empresas exportadoras y saben que “Made in Germany” es su sello de éxito desde Francia hasta Hong Kong y pasando por Ohio. Por ello dedican los recursos que sean necesarios a I+ D y Know How, sabedores que constituyen la élite presente de la locomotora europea y mundial y de lo que está por llegar. Ellos siempre van 2 pasos por delante, saben que han de continuar manteniendo su “ Made in Germany” cueste lo que cueste y que perderlo (es decir, bajar sus stándares de calidad) significaría ponerse al mismo nivel de sus competidores a nivel internacional, ávidos de erigirse en la nueva Alemania. Los esfuerzos están muy orientados a cuidar y proteger lo que ya se tiene.


Son buscadoras intrépidas de talento:

Las empresas alemanas son captadoras incansables de talento y venga de donde venga. Si (por ejemplo), captan a un buen ingeniero español, con ilusión y ganas, le tenderán la alfombra roja y pondrán todos los medios a su alcance para que hable alemán en pocos meses, organice su vida en el país en poco tiempo y se sienta como uno más. La empresa alemana es una gran seductora de perfiles con altas capacidades y personas que quieran desarrollar una carrera profesional seria y a largo plazo. Necesitan talento. Sin talento saben que no pueden continuar con su ritmo de crecimiento natural pero independientemente de esta cuestión, las empresas alemanas, tradicionalmente siempre han sido empresas abiertas a la multiculturalidad y a que cada miembro aporte lo mejor de sí mismo, independientemente de raza, religión y creencia. 


La Empresa y la Universidad se interrelacionan:

Es frecuente que los estudiantes realicen su carrera combinada con prácticas (pagadas) dentro de la empresa. La teoría se complementa con la práctica y los estudiantes enlazan el fin de sus estudios con puestos de mayor responsabilidad dentro de la compañía y mejor pagados. La escalada se produce de forma natural y con la mejor de las intenciones por ambas partes. El índice de paro juvenil es casi inexistente y el grado de satisfacción elevado.


Son Ejecutoras:

Les encanta idear, pensar, reflexionar y definir. A partir de ahí hacen. Si Vd. entrase en cualquier empresa alemana (sea del sector industrial o de otro sector), le garantizo que será prácticamente improbable que vea a alguien merodeando o perdiendo el tiempo. Todo el mundo está ocupado y haciendo lo que tiene que hacer. Está mal visto perder el tiempo, como está mal visto no acabar el trabajo dentro del horario de trabajo (inefectividad). Por ello hacen y hacen lo mismo y mejor que en otros países por que no pierden el tiempo y por que además existe una conciencia colectiva de que perderlo está mal. Volvemos en este punto a esta conciencia individual pero también colectiva, tan impregnada en el carácter y la sociedad alemanas. 


Conocen el valor del dinero:

La inmesa mayoría de las empresas alemanas son muy sólidas financieramente. Tienen una buena relación con el dinero y son conscientes de que no se trata de un recurso ilimitado, que no puede despilfarrarse o dedicarse a lo superfluo. Grandes defensores de la seguridad y el control por encima de todo, la inversión de recursos en maquinaria más sofisticada, know how más actual, talento humano y la foco puesto siempre en nuevos mercados donde exportar, constituyen su prioridad fundamental, con lo cual nos encontramos con compañías que crecen, se internacionalizan y crean a su vez nuevos puestos de trabajo. Utilizan muy bien los recursos, en una palabra. 


Proteccionismo gubernamental:

El gobierno alemán siempre ha sido sabedor que el éxito del tejido industrial alemán, constituye el éxito de su economía. Es vital por lo tanto, cuidar y proteger a la pequeña / mediana y gran empresa, con todos los recursos legislativos y fiscales a disposión, realizándose un gran esfuerzo por que la creación de una nueva empresa y su financiacón sean relativamente fáciles, por que el codiciado know how no salga de Alemania, por blindar a las empresas germanas del espionaje industrial y cibernético. 


Cuidan y protegen lo que tienen y lo hacen con todos los medios a su alcance.


En general podría decir que existe un clima de cooperación y consenso, basados en el respeto entre personas y la responsabilidad social y colectiva, que forman parte intrínseca del carácter alemán pero que son fomentadas por todos los actores responsables de la ejemplar empresa alemana y la economía del país.

Alemania no es perfecta, ni mucho menos, pero se esfuerza en serlo y es, en este esfuerzo diario, continuado y sin parangón, donde reside la clave de su éxito. 

Debemos aprender mucho de estas organizaciones, sin duda, sobretodo en los países del sur de Europa donde tan necesario es un cambio de modelo, una catársis que nos permita salir del cierto ostracismo internacional, a pesar de los éxitos logrados y que logre el necesario empujón que necesitan las pequeñas y medianas empresas en España (autónomos) auténticos héroes especialistas en supervivencia por falta, en parte, de las ayudas y el proteccionismo que necesitan.

Quizás aun no es tarde para copiar de quien lo hace mejor y pensar en que sin un sólido tejido empresarial, ninguna economía actual puede sobrevivir.