martes, 7 de marzo de 2017

EL SEXO DE LOS ANGELES Y LA NEOINQUISICIÓN ESPAÑOLA


Soy mujer. Soy heterosexual. Me eduqué con monjas misioneras. He tenido una educación privilegiada basada en el conocimiento, el respeto y la comprensión por el otro, sin importar raza; credo; clase; color; ideología: orientación sexual.

Mi padre se licenció en Teología y Filosofía en la Universidad Gregoriana de Roma, “cum laude”. Fue un hombre profundamente creyente, de valores sólidos pero al mismo tiempo abierto y comprensivo y sobretodo, tolerante, que me transmitió siempre la necesidad de profundizar y analizar desde la objetividad y el sentido común y más allá del sentimiento religioso. 

Mi padre rezaba cada noche en latín y yo le escuchaba, maravillada, hasta que me quedaba dormida. Era muy pequeña para entender aquella profunda fe que el profesaba. En cualquier caso el momento del rezo latino me parecía fascinante. 

Jamás intentó imponerme (ni a mí, ni a nadie que yo conociese) nada. Nos educó (junto con mi madre) en la libertad personal y la posibilidad de elegir con responsabilidad y sin hacer daño jamás. Con la perspectiva del tiempo, pienso que tuve mucha suerte en crecer donde crecí y ser la receptora de una educación basada en este tipo de principios humanísticos.


Creo en el mensaje de Jesucristo. 


Fue un rebelde que plantó cara a las injusticias de su tiempo y que resumió toda una filosofía existencial en su famoso “amaros los unos a los otros como yo os he amado”. Sin embargo no creo en el magnífico negocio que han organizado entorno a su mensaje.


Gracias a ello soy atea. 


Profeso un profundo respeto hacia las creencias de los demás. 


Paralelamente, creo básicamente, en el sentido común, la lógica y el progreso científico, este que siempre ha molestado tanto a las altas esferas eclesiásticas, tan poco partidarias del análisis, el cuestionamiento de lo inaceptable y el pensamiento crítico.

Soy una mujer libre y que hace un uso adecuado de su libertad, desde la responsabilidad y el respeto por mis semejantes. 

Me parece necesario realizar esta pequeña introducción antes de adentrarme en este nuevo capítulo de mi sección “La Estupidez humana”, en la que me veo obligada a reflejar el profundo estado de shock que me provoca la visión del autobús de autos, recorriendo España con la malograda frase, en un absurdo y nuevo intento de la sección más fundamentalista por controlar, en sus propias palabras, atención “la implementación del adoctrinamiento del lobby gay”.


Si Jesucristo levantara la cabeza, no daría crédito.


Pienso en los niños y niñas erróneamente adoctrinados en el desprecio hacia lo diverso. Niños y niñas cuyos padres están fomentado el odio y el fascismo social mas deleznable e intolerable. Niños y niñas que se convertirán en adultos de mira corta y llenos de odio. 

Pienso en niños y niñas adoctrinados para el desprecio.

La contemplación del ofensivo autobús me hace volar hasta el año 1478, cuando los Reyes Católicos fundaron el Tribunal de la Santísima Inquisición para asegurar la correcta ortodoxia católica en el Reino de España y cuyos métodos de reconversión a la fe cristiana, han dado para no pocas películas gore, dignas de ser exhibidas en el Festival del Terror de Sitges.

Se desvirtúa así el mensaje de Jesucristo, del que hablaba al comienzo, poniéndose en evidencia de nuevo, empecinados en continuar ejerciendo el poder mas devastador a través del control de la sexualidad humana. Ellos saben perfectamente y mejor que nadie, que quien controla el sexo, controla a la persona. 

Los fundamentalistas del control y la libre expresión de la sexualidad humana, no quieren aceptar, ni bajo tortura, que sentir y practicar una sexualidad diferente a la suya no es algo que se “elija”, si no algo con lo que se “nace” y a lo que no hay que dar mayor importancia, ya que lo importante en la vida no es ni mucho menos la genitalidad, si no los cerebros, los corazones y sobretodo, la actitud hacia los demás.

No hay nada malo en el cuerpo humano. No hay nada deplorable en la sexualidad humana. No hay nadie sobre la faz de la tierra que tenga el más mínimo derecho a decirle a un semejante lo que debe hacer y sentir en verso a su propio cuerpo y mucho menos estigmatizarle por ello.

Lo que realmente debería preocupar a estos nuevos Ayatolas de su mal interpretada visión de la decencia, son sus escándalos financieros sin parangón, la repugnante avidez materialista de sus muchas Eminencias, mientras medio mundo se muere de hambre y vive en condiciones deplorables. 

Lo que realmente debería preocuparles, son las tremendas donaciones que reciben de particulares y de las que dedican un irrisorio porcentaje a obras de caridad.

Lo que realmente debería preocuparles, es la violación del voto de castidad por parte de incontables sacerdotes, monseñores y eminencias varias, con otros hombres y mujeres, que no en pocos casos culminan en el nacimiento de hijos, orgías de todo tipo y fiestas en áticos de lujo dignas de una emperador romano (y por cierto, donde se acepta la homosexualidad encubierta de unos y de otros, de puertas para adentro se acepta casi todo).

Lo que realmente debería preocuparles es el encubrimiento sistemático de pederastas, en su no condena de sus aberrantes hechos, en la ignorancia del sufrimiento terrible de niños y niñas abusados en el nombre de Dios. Un pobre Dios que se veo obligado a perdonar lo imperdonable y a ser testigo del peor daño que se le puede infligir a una criatura.

Lo que realmente debería preocuparles, es el hallazgo de fosas comunes, innumerables en todo el mundo, donde yacen los restos de fetos y bebes retirados de sus madres, madres solteras, por constituir en sus enfermas mentes, el resultado del pecado mortal de mujeres libertinas que había que condenar per secula seculorum y también en el nombre de Dios.

Lo que realmente debe preocuparles es su pérdida imparable de fieles en todo el mundo, debido a que los seres humanos han aprendido a pensar por si mismos, a documentarse y a revisar su criminal historia y a su incapacidad de adaptarse a los tiempos y al progreso del hombre. Hombres y mujeres que entienden que el amor se hace, no se dice y que ya están saturados de tanta palabra vacía y tan pocos hechos. 

Entre otras muchísimas cuestiones (esto ya sería una temática para otro artículo), estas habrían de ser algunas de las preocupaciones de la Iglesia actual y no la difamación continua de personas con orientación sexual diferente a la que ellos pretender imponer desde sus púlpitos medievales y que al mismo tiempo es tan corriente dentro del clero, como sabemos. 

Otra de las cuestiones que me atenazan es la pretensión fascista de los impulsores del autobús de la vergüenza: qué pretenden hacer con los millones de personas en todo el mundo con orientación diversa? 


Encárcelarles?

Desterrárles a una isla desierta sin posibilidad de contacto con otros seres humanos?

Marcárles con una cruz gamada? 

Quemarles en cualquier plaza pública, como antaño, renegando hasta morir de sus respetables inclinaciones?

O quizás enviarles al -lamentablemente ya famoso- psiquiatra, que equipara a homosexuales con pedófilos?

Pobres niños y niñas.


A los custodios vigilantes de la depravación herética aún a costa de sí mismos (de todos es sabido el gran número de homosexuales y lesbianas que se encuentran entre sus filas), no le importa, ni le preocupa lo más mínimo, el inmenso daño que producen a estas personas. Lo único que les interesa es continuar ejerciendo poder y control. Esa es su verdadera motivación. En su cruzada contra la natural diversidad humana, generan el efecto contrario, que vimos recientemente reflejado en el caso de la Drag queen ganaradora del Carnaval canario. Su actuación revelaba algo mucho más profundo que una burla hacia la religión católica, iba mucho más allá y ha de ser correctamente interpretada por los ultracatólicos que se rasgaron las vestiduras: no es si no la radical y por ello errónea reacción, de un colectivo social que está harto de la difamación; la estigmatización y el desprecio de la Neoinquisición ultracatólica y ha expresado con desacierto su sentir. Inflingiendo así el mismo daño de vuelta. Unos por otros, no llegamos a un consenso, ni a un acuerdo, ni a un respeto.


Sólo nos hacemos más daño. 


No se puede ir en contra de la naturaleza humana. Como no se puede ir en contra del curso de un río. La diversidad sexual es un hecho biológico. Constatado científicamente.

Hasta en los frescos de la Capilla Sixtina, Miguel Angel reflejó a hombres besándose. La Grecia clásica era mayormente homosexual. Nombrar aquí a los filósofos; artistas; autores; genios y personas maravillosas y valiosísimas de orientación sexual diversa, me llevaría un libro. 

La diversidad sexual ha nacido y morirá con el hombre. Negarlo es negar al propio hombre y responsabilizarse del innecesario sufrimiento de seres humanos que aspiran a la libertad y la felicidad personales. Negarlo es promover y difundir el odio. Negarlo es constituir la violencia social contra personas libres. 


Negarlo es volver al S.XV.


Esta batalla ya debería estar ganada. Iglesia y sus Neoinquisidores, han de enfrentarse a sus propios fantasmas, realizar una profunda limpieza interna y externa y adecuarse a los tiempos. Pero, sobretodo, han de ceñirse al mensaje principal de Jesucristo, quien, estoy absolutamente convencida, estaría al lado de cualquier ser humano, hombre; mujer; transexual; intersexual; gay o lesbiana. Creo que a Jesucristo le importaría nada las inclinaciones sexuales de nadie. Jesucristo tenía tareas mucho más importantes. A esas tareas son a las que Iglesia debe volver y hacerlo antes de que sea demasiado tarde y sus ya desertizadas iglesias se conviertan en museos. 


Dejemos a los niños ser niños.

Dejemos que hombres y mujeres puedan aspirar a su libertad y felicidad personales. 


Y recordemos, que Los Angeles, no tienen sexo.

1 comentario:

  1. Muy bueno Cris, claro, hermosa la introducción. Es un tema complejo pero digamos que cualquier "apología" sobre estas cuestiones con segundas intenciones, de uno, otro o cualquier "bando" es un gran error. Por el contrario soy Cristiano y practicante pero mas que como tu padre...una bolsa de contradicciones!!! Me queda claro que Jesús además del mensaje que has mencionado dice algo mucho mas difícil de llevar a cabo "Amen a sus enemigos porque si aman a quienes os aman que mérito tienen?" por supuesto que podemos cambiar enemigos por "diverso" y sería válido igual. Si Cristo viniera lamentáblemente lo volverían a crucificar...Te felicito, lindo artículo...valiente!

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